Sortilegio

jueves, 14 de julio de 2011

Cáiganle todas las deudas pendientes, maleficios reservados para este tiempo en que puede significar la vida otra más de sus tropelías.


Arrédrense, demonios de la envidia humana de embestir a quienes avanzan y cortar las líneas que entrelazan al uno con los otros en una sociedad en la que un falseo puede significar el aislamiento total.


A picar el corazón de Quetzalcóatl con el mejor de los argumentos para su causa, hoy casi por entero fallida ante la oleada de rojos juveniles que no son rubores.


Oríllate, fuerza del no hacer, del no hablar, del no ser para que tus hijos no estorben la plenitud de la voluntad inquisidora, creativa, cognoscitiva.


Que la nada nos deje, nos avise de su existencia únicamente por la renuencia de los dañinos a actuar contra su especie, contra los otros, de quienes no pueden obtener el alma a base de amasar los rencores perpetuos.


Disuélvanse, concentraciones de éteres anímicos que sólo sirven para romper voluntades, deseos, felicidades, que contienen los desplazamientos.


Reúnanse entonces las entidades poseedoras de las partes de la naturaleza humana cuya falla confluyente nos retiene en el miedo, la ansiedad y el conflicto. A concentrar la fuerza de lo que florea y crece, de lo que avanza y no cede, de lo que apremia y triunfa.

Paciencia

viernes, 8 de julio de 2011

Una hormiga arrastrándose por tu boca harta de ganas de volcarse a opinar sobre cada tonalidad de cada tema de cada situación en cada día del año.


No temer siquiera por tus reacciones ante mi explosividad, sino aterrarme porque nunca se sabe cuando estoy contigo, si estoy monologando o no.


Andar y andar, como si no se nos fuera la vida caminando de una cuadra a otra siempre en círculos, siempre perdidos y en la acera equivocada.


Recibir diario lecciones que ya no requiero aprender en lenguaje mal utilizado con terminologías que no existen sobre temas que ya conozco y me aturden.


Girar y girar sobre un eje inclinado con la esperanza de que un día estaremos derechos, mirando el horizonte desde la mejor perspectiva posible.


Una caminata, una lágrima, una palabra, cuando cada una de ellas han desgastado a punta de sobreuso su significado, nunca una certeza.


Un sol que alumbra en el mismo ángulo todo el día hacia la misma piel que cubre un cuerpo en la misma posición, un sol que no calienta, sino quema.


Gatear y arrastrarse sabiendo que no habrá medios para correr ni meta hacia la que se quiera llegar por este camino plano y soso.


Un reloj que cada día me hace lucir más cansada y a ti no te cambia una sola facción, una sola opinión, una sola idea, alguna manera de percibir.


Tener lo que se necesita y no lo que se quiere veladamente, lo que sólo se pronuncia en la parte de atrás de un sueño fugaz de acetileno.


Ahorrar voluntad, querellas, satisfacciones, explosiones, fiestas, cosas compartidas, compradas, alquiladas, subarrendadas, endemoniadas, toda la sazón de la vida.


¿Alguien me puede pasar la sal?