Invencible

martes, 31 de mayo de 2011

He descubierto tu papel en mi vida,

te pillé

Me llevaste al estómago del diablo:

me miré

berreando llamas en tu piel de lija

y salí

un poco seca, con mi propio arcano.


Hoy sé cuál era la trama de tu obra,

no te vi:

me llamé a autoengaño y te arranqué

en la sed

a la que ya mi garganta se acostumbra

no habrá

mas desierto que me aguante los pies.


Te busco hoy en el cofre del desahucio,

ya te sé:

te leo desde la esquina del plácido odio,

aún allá

te ves grácil cual infiel en el desagravio,

aún así

no me llagará las grietas el episodio,

pues tú

me has regalado la falta de asombro.

Ni hablar;

el dominio de mi especie es el infierno

y así

me hiciste reina en el trono del arrojo,

aún así

te llevo en la cabeza: par de cuernos.

Elephant woman

domingo, 29 de mayo de 2011


Tu aliento me sigue como veneno. Tu voz me sigue como veneno. La seda de tu espesa cabellera me sigue como veneno. Las ostensibles variaciones físicas de tu cuerpo me siguen como veneno. Tu perfume me sigue como veneno (el olfato herido es una realidad rojo carmesí; flagelado aleatoriamente en la perfumería, en el paso de alguien, en la aglomeración del metro, en donde sea que aparezca). Tu música me sigue como veneno. Tu nombre me sigue como veneno. Los atardeceres plenos de viento y silbatos de trenes me siguen como veneno. Tus intrincadas calles me siguen como veneno (finalmente son la raíz de mis entrañas). Tus rincones me siguen como veneno. Tus aromas ocultos me siguen como veneno. Tus amados pasajes surreales me siguen como veneno. Tus accesorios cotidianos me siguen como veneno. Tu sublime gastronomía me sigue como veneno. Tus travesías recreativas me siguen como veneno. Tu sello personal me sigue como veneno. Las plantas de tus ajados pies me siguen como veneno. Tu mirada me sigue como veneno. Tu lastimada piel me sigue como veneno. Tus secretas frases me siguen como veneno. Tus parafilias me siguen como veneno. Tus excéntricas casualidades me siguen como veneno. Tu ropa me sigue como veneno. Y lo peor sigue siendo que tus palabras me siguen como El Veneno, devorándolo todo a mi paso, alcanzando las níveas ruedas con las que pretendo huir para siempre de tí...


RoboNINI

viernes, 27 de mayo de 2011

Iba en el micro distanciándome de los sujetos que venían contenidos, una costumbre mía. Cuando no callo las voces con un buen ipod o con la radio, me sustraigo en las letras de un libro, el caso es tomar distancia pero en esta ocasión me fue imposible. A un lado mío, una mujer como de mi edad, hablando por celular. Es difícil saber de qué se habla cuando sólo se escucha un lado de la conversación y generalmente no me interesa, pero esta única voz que se enviaba por microondas a otro lugar venía acompañada de intensos quejidos y sonidos característicos de una nariz llena de mocos tratando de despejarse para respirar. Lloraba y lloraba. Imaginé que era uno de tantos melodramas callejeros que a las parejas les gusta escenificar por vía remota o presencial, pero escuchando con atención, descubrí que las quejas aludían a un examen de selección para maestría y no sé si serán mis prejuicios distorsionando la calidad de mi audición, pero al parecer la maestría a la que aspiraba esta mujer era en Ingeniería.


Total, hay a quien le estresan desmedidamente los exámenes, pero la trama se siguió complicando. “Me empecé a preguntar: si no entro, ¿qué voy a hacer?”, una pregunta completamente normal, siempre hay que tener un Plan B para lo que se emprende. Sin embargo esta era una auténtica angustia acerca del futuro a mediano plazo. De no entrar a la maestría, no le quedaría más que meterse a trabajar por un año, hasta que pueda repetir el examen. Posteriormente relataba que lleva 5 años intentando conseguir un trabajo en su área de interés, sin éxito. Esta parte es en la que a mí, ente X que tuvo la suerte de sentarse junto a ella, se me enchina la piel e inmediatamente empiezo a vibrar en su frecuencia. Resulta que la aspiración a la maestría no era más que un subterfugio para retardar la continuación de una vida, no de desempleo, sino de frustración profesional. Recordé a otro amigo quien, gozando el honor de una maestría en un tema muy “sacalepunta” de la ingeniería avanzada, en varias ocasiones me contó sus penas acerca de la búsqueda incansable de empleo. “Es que aquí no hacen satélites”. Pues no, obviamente, con todo y que el Congreso tuvo a bien crear una agencia espacial –sin presupuesto- y hacerse de los mejores tecnólogos y académicos en la materia para idear un proyecto que para el resto de la sociedad parecía ridícula. Los problemas no paraban ahí para él; haber alcanzado un posgrado le había quitado la oportunidad de hacer experiencia profesional y en la industria, después de los 23 puedes considerarte viejo para empezar.


Esta situación pone todo en perspectiva, ¿a los 23 se acaban las opciones? ¿Tienes qué soplar la velita de tu pastel de cumpleaños con el único deseo de “es ahora o nunca”? ¿Será que para los 25 ya deberías tener un coche, a los 26 comenzar los pagos de una casa y casarte en el intermedio? Si es eso, la chava de junto y yo estamos verdaderamente jodidas, y peor siendo ingenieras, sí ingenier-AS; para la industria es como decir “te mando a este basquetbolista chaparro”. Bueno, no quiero ser tan ingrata como para tildar a la industria de machista, la verdad es que hay una gran cantidad de trabajos en los que somos bien recibidas en las áreas de ventas y administración y además algunos que otros están avanzando en entender que un ingeniero no es un albañil o cargador de algo, para lo que se requieren ciertas virtudes del género masculino. En fin, repasando los casos de mis compañeros y amigos, se cuentan con los dedos de la mano los que están obteniendo su sustento de algo para lo que estudiaron, fuera de los que le tiraron a un posgrado, que se cuecen muy aparte.


Esta chica expresó, en ese trayecto de media hora, todo lo que yo no me puedo decir a mí misma. Me lo sugieren en mala leche en algunas ocasiones, otras veces con legítima preocupación. ¿Qué puedo decir?

a) Ya mero

b) No estés chingando

c) El trabajo no es para mí

d) Me voy de mojada documentada a Europa o Canadá, allá sí valoran a la gente como yo, pero déjame ahorrar.

f) No, si soy feliz trabajando de secretaria bilingüe/traductora/correctora de estilo/[Inserte aquí actividad profesional para amas de casa con deseos de superación económica] con estudios en ingeniería.

g) Me voy a casar con fulanito, el sí tiene futuro, no te preocupes

h) ¿Y tú por qué no te has titulado de tu segunda carrera/jubilado/divorciado de tu marido infiel/comprado una casa/[Insertar aquí metas incumplidas de la otra persona, entre más personales, mejor]?


He optado por i) Relatar largamente los últimos avances obtenidos, por muy pequeños que sean, con mucho detalle, numerosas palabras difíciles de entender y altamente entusiasta, hasta que el interlocutor se abrume/canse/duerma/aburra/desoriente y entonces cambie abruptamente de tema para salir del choro interminable. Posteriormente, en la intimidad de mi soledad, me flagelo, navego empleorapidoparapasantes.com, mando mil currícula, me tiro en el sofá a darme ánimos estilo comercial de coca-cola, juego farmville, me duermo y al día siguiente despierto fresca como la mañana.


Esta chica no ¡Lora en el micro! ¡Expone sus vergüenzas al mundo! ¡Se flagela en público! ¡Qué valor de mujer! Me entraron unas ansias locas por abrazarla, decirle que sí pasa el examen y llorar con ella hasta que el conductor nos corra. Pero seguía hablando por teléfono y al parecer, el interlocutor se estaba fastidiando. Pronto descubrí que era su novio y estaba a punto de mandarla al demonio porque pensaba que la prioridad de ella era su carrera y él pasaba a tercer término. ¡Bueno! ¡Qué manera del universo de restregarme en la jeta todo lo que no me puedo admitir! Huelga decir que me bajé del micro, no quise saber en qué acababa esa historia.


EPÍLOGO

El robot se ha divorciado de sí mismo, una vez más, por eso se permite esta manifestación pública de sus vergüenzas.

Ciclo-P

Eres por hoy un recuerdo intranquilo

sembrado en la conciencia del humo

cuando te aludo, largo, te amedrentas

puedo esperar, me lleno, me acumulo.


No existes en las esteras del andador

pero me miro en el escudo del espejo

para escaparme en ti, yerta de rigores

de ternuras tiranas, vasta de anhelos.


¿Para qué opacarte con mis prejuicios

cuando, flotando, me inflo en tu sed?

Llenas el habla como perdiendo esencia

llenas el blanco como temiendo perder.


Eres por hoy recuerdo que se troquela

en las entrañas de lo que me gusta contar

tejo tus perfiles entre los dedos saciados

de la piel que vino otra vez a desahuciar.


Canta

cual prisionero

muere

como burbuja

y ven

ya renacido

siempre

que te aflija

#YoTambiénPuedoSerSabinezca

miércoles, 18 de mayo de 2011

Yo también puedo escribir poesía bien chingona como la de Sabina porque sé cómo es que alguien viva en una de sus rolas, y a continuación lo demostraré


Eres la primera y única en mi lista

por eso necesito cogérmelas a todas

tú eres lo más hermoso de mi vista

pero sí me gustan más las chichonas


Me queda claro, nunca me vas a entender

pues tu razón es tan estrecha como tu vagina

pero por eso es que siempre te voy a querer

aunque tus berridos me hinchen las anginas


Es más que obvio que tú me debes aceptar

para que estés conforme con tu existencia

bien sabes que yo he nacido para parchar

y en eso tiene nada que ver la querencia


Eres la primera y única en mi mente

por eso es que me urge que te largues

eres tan vagabunda como mi saliente

esa a la que le gusta que te embarres


Me queda claro, nunca me podrás retener

tu corazón es tan obtuso como mis viejas

pero por eso es que siempre te voy a querer

aunque me tengas lesionado de las orejas


Es más que obvio que sin mí no respirarás

porque me quieres tanto como quiero chelas

bien sabes, ya todos han nacido para parchar

en eso tiene nada que ver a quién se la pelas


Si gustan hacerlo canción, sugiero que el estribillo sea la primera estrofa, es la más representativa. Si no, lo que procede es que se la dediquen a su novia, estará encantada con su romanticismo y poesía de corte contemporáneo.

El duelo

martes, 17 de mayo de 2011

PRIMER ACTO

La escena se desarrolla en una sala con un sillón rojo orientado en tres cuartos hacia el público. El fondo es una sábana blanca. Sobre el sillón hay un enorme conejo de peluche. A un lado del sillón, una pequeña mesa sobre la que está el teléfono. Del otro lado del escenario, tres puertas.


PERSONAJES:

JUANCHO (Únicamente su voz)

MARIQUITA


Suena el teléfono. Mariquita sale a escena, en pijama, desde una de las puertas y contesta.


M: ¿Bueno?

J: Muy bueno, mi día ha sido excelente, de hecho toda mi vida es excelente, gracias por preguntar.

M: ¿Quién llama?

J: ¿Quién me llama? Fíjate que Marisol me llamó para saber cuándo vamos a salir, es muy guapa, ¿sabes? ¿Y recuerdas a esa otra chica, Marisela, de la que te ponías extremadamente celosa? Me llama todos los días, me ha extrañado como no tienes idea y le da mucho gusto poderme volver a escuchar. Ahora que no tengo ningún inconveniente para poder convivir con ella, pienso irme de viaje a Guatemala con ella, unas cuantas semanas, ¿por qué no?


Mariquita enciende un cigarro.


M: Ah, eres tú…

J: Sí, nena, yo sé que soy yo, pero debes olvidarme, ¿estás de acuerdo? Ya encontrarás a otra persona y aunque por ahora pienses que yo soy el único, algún día te descubrirás feliz, tal vez no con otro pero sí con tus amigos, con todas las personas que te quieren y cuidan de ti. Yo me encuentro radiante, hasta mis amigos me dicen que se me arreglaron los dientes desde que te dejé, y ni siquiera he ido al dentista, ¿cómo la ves?


Mariquita deja el cigarro y toma el enorme conejo de peluche que yace sobre el sofá. Observa los dientes de fieltro cortados, los toca juguetonamente, ríe y lo vuelve a dejar en su lugar.


M: Qué bueno que tus dientes están en orden


Al fondo se proyecta una pantalla de inicio de Facebook desde el perfil de Juancho. Mariquita la observa y va navegando con un ratón que se encuentra sobre el brazo del sofá mientras sigue escuchando.


J: Todo está en orden, de hecho. Todo tiene orden una vez más en mi vida. La gente a la que quiero ha vuelto a mí, en bola, como si se la hubieran pasado esperando que me fuera de tu casa. Todos me quieren… Oye, ¿ya te conté que estoy en los trámites finales de mi doctorado?


Zoom a una línea que dice: Juancho ahora es amigo de T-Rex y23 personas más. Cierra la pantalla, se detiene la proyección.


M: No, no me lo has contado. Llevo un mes sin hablar contigo

J: No te agüites, nena. Es que he estado sumamente ocupado con mis amigas, con la escuela, con el trabajo. Era lógico que te viera menos después de que termináramos nuestra relación. El duelo es una etapa, ya se te pasará. A mí ya se me pasó, ¿ves cómo sí se puede?


Mariquita se levanta para estirar los pies. Truena el cuello, se mira las uñas y se vuelve a sentar.


M: ¿Qué me decías de tu doctorado?


Busca el control remoto de la televisión en el sillón. Lo encuentra y enciende la proyección al fondo del escenario. Cambia de canales hasta que encuentra “The big bang theory” y deja el control.


J: Ah sí, moría de ganas de contártelo porque sé que sólo tú comprendiste la magnitud de lo que estaba haciendo antes de emprenderlo. Eras mi apoyo más ferviente, muchas veces creí que eras como una fan del infierno ¡ja! Porque, la verdad es que me querías para ti sola y no me dejabas trabajar, en cambio ahora he podido completar todos mis planes. De todos modos, tú seguramente estás tan orgullosa como yo. Mi investigación sobre las energías renovables fue todo un hit, de hecho un amigo me dijo que otro de mis profes quiere que lo lleve a un congreso que habrá sobre sustentabilidad en Morelia.

M: ¿Cuándo es tu congreso?

J: No sé, no he visto las fechas

M: Pues revisa, no se te vaya a pasar la recepción del artículo


En la pantalla, se observa un comercial de cremas reductivas.


J: Bueno, si me da tiempo, voy a ir a revisar la convocatoria, a ver si no la han quitado ya. Lo que pasa es que estoy que ¡uf! No puedo con tantas cosas qué hacer, estoy vuelto un loco porque además me inscribí al gimnasio la semana pasada. Hoy me subí a la báscula, con un poco de miedo, pero ¿qué crees? ¿Ves que pesaba 101 kilos? ¡Hoy me marcó 89! Bajé 12 kilotes y ya se me marcaron los bíceps así bien padre.

Voz femenina: Probé de todo, desde los aparatos de ejercicios hasta las bebidas que te quitan el hambre, ¡pero esto es un milagro! Bajé 20 tallas en 2 días. ¡Ya me puedo poner mi bikini!


Mariquita alcanza el control remoto de la televisión y apaga la proyección. Mira hacia el piso, a un lado del sillón y se agacha a recoger una basurita de plástico que, conforme va extendiendo, se puede observar que es un enorme condón. Sonríe.


M: Muy bien. Yo también he estado haciendo ejercicio.


Avienta el condón hacia el baño.


J: Está excelente que te distraigas en algo mientras pasa todo esto…


Fade out. Se apaga la luz.


FIN DEL PRIMER ACTO

SEGUNDO ACTO


Mismo escenario

PERSONAJES:

JUANCHO (sólo la voz)

MARIQUITA

GERARDO


Suena el teléfono. Mariquita sale, arreglada para salir. Contesta el teléfono


M: ¿Bueno?

J: Muy bueno, gracias. Sólo llamo para preguntar cómo sigues.


Mariquita hace cara de fastidio, mira el reloj.


M: Estoy muy bien, gracias. Mira, me tengo que ir, ahorita no puedo hablar mucho tiempo y seguramente me llamas para darme un montón de maravillosas noticias, así que mejor luego nos escribimos por correo o algo así, ¿no?


Se sienta a arreglarse los zapatos, sosteniendo el teléfono con el hombro.


J: Es que te quiero contar, necesito que me pongas atención porque a ti te debe interesar muchísimo lo que te voy a decir.

M: A ver, bajaste de peso, te coges a media ciudad y al fin concretaste lo que no podías hacer conmigo… ¿qué sigue? ¿Te vas de viaje a Nunca Jamás? ¿Armaste tu banda de rock? ¿Te ganaste la lotería?

J: Bueno, si te vas a poner así, mejor ya no te llamo

M: ¡Vaya! Esa es una noticia que sí me gusta escuchar

J: Oye, espérate, no te alebrestes, quiero platicar en buena onda. Al final de cuentas, siempre fuimos amigos, ¿no es cierto?


Entra Gerardo por una de las puertas arreglándose el cinturón. Mariquita le sonríe.


M: Mejor ya no me llames, ¿sale? Tú sólo te dedicas a estarme diciendo lo bien que te va sin mí, pues disfrútalo, para algo me mandaste a la chingada, pues en la chingada me quedo, ¿ok? No quiero perturbar tu santa paz.


Gerardo le hace señas para que le cuelgue, le señala su reloj.


J: ¿Por qué usas esas palabras? ¿Por qué dices “santa paz”?

M: Porque se me da la gana, ya me voy.

En la pantalla de al fondo, se proyecta una cruz.

J: Mari... No me malinterpretes. Sí, estoy bien, pues, pero ahora te quería pedir un favor.

M: Bueno, dime rápido que ya me voy.

J: ¿Podrías ir a mi casa y recoger el artículo del congreso para ir a entregarlo a la dirección de investigación de mi escuela?

M: Ah chingá, dile a alguna de tus viejas, ¿yo qué demonios tengo qué hacer en tu casa? ¿Y por qué no vas tú?


Gerardo se inclina a darle un beso a Mariquita. Ella le sonríe y le hace una seña para decirle que ya no tarda.


J: Yo… no puedo ir. Mira, no recuerdo qué pasó pero estoy encerrado en una habitación desde hace dos meses y no puedo salir. O sea, ni siquiera tengo puertas, no sé cómo acabé aquí. Sólo tengo un teléfono, una tele, una compu…

M: No mames, otra vez con tus cuentos. Ya no me llames, ¿ok?


Mariquita cuelga el teléfono. Vuelve a sonar. Ella corre a contestar pero Gerardo la toca en el hombro y se adelanta a contestar.


G: Oye, chavo, ya estuvo… Perdón… sí, ahorita se la paso


Le pasa el teléfono a Mariquita


M: ¿Bueno? ¿Y tú qué demonios quieres? Jaja Sí, claro, otra vez con sus desmadres, me ha estado llamando cada semana desde hace un mes. Tú y tu amiguito deberían madurar un poquito, que ya están bastante peludotes… No, no voy a ir a ninguna parte, ya déjenme en paz los dos…


Mariquita voltea a ver a Gerardo con cara de susto


M: ¡¿Mi casa…?! ¿Yo? No mames, ¿es en serio…? No, yo no sabía nada… ¡No, yo no…! ¡No! ¡Él se fue y yo ya no supe nada hasta que me empezó a llamar!


Se oye que tocan a la puerta con insistencia.


Voz en off: Seño’, sabemos que ahí está, mejor abra la puerta o se la tumbamos, ¿eh?


Mariquita cuelga el teléfono. Se abraza a Gerardo.


G: ¡Dime qué pasa, mujer! Si quieres yo abro la puerta, ahorita le llamo a unas personas y…


Se apaga la luz. Suena el teléfono. Mariquita contesta.


M: ¿Qué estás haciendo?

J: Sabes que siempre tienes la culpa de todo, Mari. Más te valía admitirlo cuando podías. Más te valía morir de la tristeza en cuanto me escucharas feliz. Más te valía haber entregado mi artículo y te la hubiera perdonado, me cae.


Se escucha cómo Mariquita cuelga el teléfono y después ríe estruendosamente.


G: Era una broma, ¿verdad? ¿A poco sí está tan loco?


Mariquita contesta de manera entrecortada por la risa.


M: No, mi vida. Es que me da risa… ¡que de todos modos me cargan al muertito!


CAE EL TELÓN



Oligofrenia

lunes, 16 de mayo de 2011

-Intolerancia interrelacional o “de cómo indefectiblemente te metes a la casa de los espejos cuando comienzas a cruzar los puentes que separan a tu casa del resto de la colonia”. Que si te ves distorsionado a través de otra subjetividad autoconcebida como realidad absoluta entonces es tu culpa por no saber que la parte abombada te hace ver más gordo. Que deberías adquirir una clásica pose de tres cuartos, ceja alzada y sonrisa sensual cada vez que alguien grite “foto”. Que si no eres glam como nosotros, entonces al menos podrías intentar no ser tan naco… como nosotros. Que si alguien en el pasado ya puso la medida, entonces tu obligación es tener 2.5 cm menos de estatura y se ha instaurado una multa por no ser anatómicamente compatible.


- Conflictos por desavenencias sináptico cognitivas, o “de cómo, no inteligir lo otrora inteligible te hace partícipe en la ininteligibilidad de la identidad propia”. Que si te digo camioneta y me contestas en términos de la troca, pasamos de tener una charla superflua a comentar largamente acerca de los procesos mentales que nos llevaron a sendos malentendidos, una y otra vez. Que si soy secuencialista y tú puntual, que si soy holística y tú particularizas. De cómo la pirámide de lo general y lo particular está invertida entre tú y yo y debemos encontrarnos a la mitad, calculando las coordenadas en términos de dos triángulos rectángulos que se tocan pero miran, cada uno, hacia el hemisferio que le corresponde.


- Omnipresencia de la ingrata realidad, o “de cómo nos encontramos dentro de una jaula cuyos barrotes no tienen presencia física en nuestro entender pero percibimos que de algún modo esotérico estamos enjaulados”. Que si nos atrevemos a dislocar ligeramente las convenciones marcadas por nuestra idiosincrasia, todo mundo se da color excepto nosotros. Que resulta necesario que se te proteja por tu condición, mientras que la mía supuestamente es inalienable, aunque al interior de nuestra dimensión tú me guías en mi ceguera de lo sutil y yo me reordeno en parámetros más amigables a mi existencia. Que estamos transgrediendo mi inteligencia y tu nobleza al juntar polo con polo y nos hemos convertido en fenómenos de circo mientras nos preguntamos por qué afuera están haciendo tanta acrobacia y ridiculez.


- Clichés sociales, o “de cómo la libertad no debería tener un límite en relación con la libertad del otro, sino con respecto a la percepción ilusoria de la libertad ajena basada en parámetros inasequibles para el que es verdaderamente libre e inofensivo para los demás”. Que si nadie te dice que la luz roja significa alto, aún así deberías tener tatuado en tu ADN que el rojo significa que no te muevas. Que ser excesivamente atento es alienante para quienes están acostumbrados a la indiferencia. Que si yo actúo prohibiéndome excesivamente los espacios de los que he sido rechazada y tú actúas permitiéndote excesivamente todos los espacios hasta que se demuestre tajantemente que deberías ser rechazado de los mismos y nadie es capaz de demostrártelo tajantemente, ya que eso implicaría romper con el acuerdo tácito de no hablar de lo obvio –que no lo es- y se convierte en un círculo vicioso de falta de acuerdos debido a falta de delimitaciones debida a falta de comunicación debida a falta de acuerdos. Que si yo te doy un instructivo de clichés sociales los asimilas fácilmente en tu maquinaria social pero al final de cuentas, yo también soy socialmente atípica, de tal manera que terminamos navegando en aguas turbulentas sin brújula.


- Mundos pequeños “o de cómo me fui por el camino amarillo y en lugar de terminar en Oz, terminé en la casa de la tía Emma –la tocaya bonachona-“. Que si me fui a exiliar de todo lo demás y te encontré en la dimensión paralela, sólo para descubrir que eres extrañamente familiar e inexplicablemente reconocible. Que eres un deja vú del que no tengo memoria sensorial ni cognitiva y todo el tiempo hemos estado a un paso de vernos. Que somos vecinos pero jamás te di los buenos días hasta que nos fuimos a encontrar en otro país. Que había una puerta dimensional que requería justamente de esta reacción en cadena, de esta serie de coincidencias cronometradas para que tú y yo combináramos en espacio, forma, tiempo y ánimo.


- Robots anarquistas, o “de cómo llegué a la conclusión de que todos tenemos derecho a nuestra locura particular y preferí hacer currículum tolerando lo desconocido que hacer costra adaptándome al cinismo imperante”. Que si unos somos amarguetas olímpicos mientras otros son trágicos artistas y unos cuantos más viven en la letra de una canción de Sabina, entonces no importa que haya n cantidad de manadas con personalidades compatibles e incompatibles con la de uno mismo, mientras estemos conscientes de que no hay morado sin la conjunción del rojo y el azul. Que si piensas que no eres normal entonces te contesto que nadie es normal y te cae de sorpresa que los seres humanos no se manufacturen en una línea de producción, bajo estrictos estándares de calidad que los llevan a ser colectivamente unidimensionales. Que si los demás nos asumimos unidimensionales, nunca terminaremos de sufrir la otredad como afrenta, por lo que quizás el ejercicio de tolerar lo propiamente inconexo nos haga más humanos y menos objetuales.


Stubborn dummies on wheels

sábado, 14 de mayo de 2011

Concebí la idea de aprender andar en estas cosas por mí. "Tienes que aprender andar en bicicleta" dijiste puntualizando que me encuentro en el terreno más propicio para hacerlo: aquí, no rodar es mayor sacrilegio que no saber leer.
Esta que no ves (no creo que me leas) pensé en adquirirla pensando en ti: la elegí minuciosamente buscando representar la versión de mí que me complace más y con la cual me gustaría tuvieras contacto a tu regreso. Hoy, en este luminoso mediodía -enmedio del agobiante sol y el cansancio del trabajo bien realizado-,  mientras tú vuelas, yo ruedo. Supongo que ambos actos hablan de una necesidad de enfrentarse con lo desconocido para ver cuáles partes de sí mismo aparecen.
En la mañana me di cuenta de que no te hablé antes de que partieras: me había propuesto enviarte un mensaje el día previo. Ayer, entre el trabajo y sus demandantes piruetas de resistencia mental, las despedidas que nunca son agradables, el descanso de los otros quienes no habrían de laborar hoy, la reconfiguración de mis planes de fin de semana, la euforia por haberme desplazado en ruedas al trabajo y la asquerosa sensación de fracaso propia de  cuando algo ya te estaba empezando a salir bien y de repente dejó de ser sencillo; me olvidé por completo de tí. A todo esto debemos añadirle que empecé a experimentar vértigo al darme cuenta de lo cerca que estoy de la salida, de nacer, de cumplirte al 100% lo que vengo prometiendo; eso que por razones desconocidas para mí, poco a poco lo volviste una deuda mía para contigo, cuando en realidad se trata de una deuda propia cuya beneficiaria absoluta seré yo.
Me olvidé por completo de tí y creo que eso es justo lo que quieres. Hace tiempo he concluido la razón profunda de tu modo extraño de proceder: consideras un acto de injusticia ocupar el tiempo y los pensamientos de alguien más, y lo mismo en sentido inverso.
Sin embargo, de uno u otro modo siempre estás presente en mis actividades: aparecen por ahí tus cosas entre las mías o alguien te menciona -incluida la variante en tono de "nos" menciona; no entiendo por qué en ocasiones nos agrupan en una unidad-, otro más hace comentarios suspicaces. Otro considera el reportarte mis incursiones sobre ruedas, otro más anecdota algún pasaje donde tuviste un papel relevante, o simplemente, los actos cotidianos apuntan hacia el cumplimiento de todos esos adeudos que tengo conmigo y motu proprio contigo.

No tienes idea de la cantidad de cosas que sin proponértelo has transformado en mí . No tienes idea de cuán entrañable me eres. Lo único que deseo es que en tu vuelo y la travesía que le acompaña, encuentres lo que necesitas; regreses bien y completo y de ser posible, pero sólo si me es permitido -una estúpida vez más- imaginar lo inaccesible, de ser posible... que regreses conmigo.


De la nada

Hay cosas que nacen de la nada

de un rinconcito del que no se sabe

aunque nadie emite, hay una vibra

un sueño entre la psique de nadie

un temblor

un resbalón

un atajo

todo lo que en vigilia parece avisar.


Se aparece porque no pintaron algo

en los muros llenos de murmullos

donde enterraron los ojos y ya no:

una posibilidad entre tantos poros

de sed

de perder

de tejer

de todo lo que el vacío dejó mirar.


Quema todo entre tanto frío lodo

pero se esparce en ausencia del aire

relumbra pardo cuando nadie lo vio:

un colectivo daltonismo a la vorágine

de los que son

de los que están

de quien se va

de todos los que querían ganar nada.


Cuando mudo se halla entre nosotros

no hay nada más ocioso qué discutir

sólo cabe en las esporas del arrojo

sólo combina en las artes del sentir

del vivir

del asir

del arar

de todo a lo que debe su mortal percibir.


Hará de cada harto resquemor su nido

de cada gota purulenta, vaciará la sal

de cuanto puño tope, burlará el vigor

conforme destruya, el mundo abrirá

a las armas

a las risas

al rubor

a todo cuanto nunca hubo de atesorar.


Entonces callará la turbulencia del oro

desnudará de música la rima hipócrita

desmembrará en la piel el terco retoño

del abrazo tóxico que amparó afonías

al paso

al retorno

al nunca

de todo el que, indolente, cobijó la nada

El Ermitaño

domingo, 8 de mayo de 2011


[IX] El Ermitaño.- Prudencia, sabiduría, paciencia, silencio, avance espiritual, inspiración divina, circunspección. Retiro del mundo, soledad. Peregrinaje. Puede ser un maestro. La realización de un balance y progresar.
                               ---------- INVERTIDO ----------                                        Inmadurez, vicios, oscuridad, testarudez, traición, engaño. Misantropía, misoginia, celibato. Persona excesivamente tímida e insociable. Enemigos ocultos. Prudencia que sobra o que falta.

Me pregunto con inusitado esfuerzo la razón de tu presencia en mi vida. Concluyo que apareciste como aparecen los arcanos mayores en la mesa: te toca el número 9.
De entre todas las personas en mi vida, eres la última elegible. Considero tus maneras de proceder incluso más atravesadas que las mías. Tu cristalería es más grande que la mía, y sabemos lo que un caprino puede hacer en ellas: romper, generar estruendo, lastimar.
Sin embargo, de tu parloteo se construyen mis fantasías: te escucho e imagino. De tu testarudez sobreviene mi reflexión. De tu pesimismo la luminosidad del mío. De tu misantropía se desprende mi calidez. De tu desconfianza emerge mi ternura. De tu desasosiego, mi esperanza. De tu mirada huidiza, mi contemplación. De tu afán por ser complacido, mis ganas de complacer a otro ser humano. De tus duelos presentes, mi alegría por ver el propio duelo distante. De tu desapego, mi sonrisa. De tus tormentos, mi búsqueda de la desaprensión. De tus sarcasmos, mis frases inocentes. De tu frialdad apasionada, mi pasión austera.
Y todas esas actitudes tuyas, son mi retrato de cuerpo entero.

"Te quiero para mí" Murmuré en mis reflexiones. Construí esa frase justamente pensando multidimensionalmente. No es que te quiera ayuntado como en las telenovelas, sino que en realidad, te quiero para mí: eres el campo fértil donde habré de enfrentarme con mis propios lastres, con todo lo que me ha mantenido como mosca estrellándose erráticamente contra la ventana. 
Me representas muchos retos: aprender a no controlar, aprender a dejarme fluir, aprender que mi autorrespeto no depende de ser publicitada, aprender que la perfección nunca viene en el paquete de un cuento rosa. Aprender que puede uno lanzarse al vacío siguiendo únicamente las pulsiones más antiguas, esas que hablan detrás del portón al fondo de nuestras almas.

El Oráculo definió como inasible y difuso cual nube ese aspecto de mi vida en donde estás. Hoy comprendí que se modificarán las circunstancias, pero no acabaré de quererte, pues eres mi fiel imagen en el espejo. Será por eso que soy capaz de apropiarme de mis sensaciones, de las tuyas. De vernos a la distancia; de seguir ampliando la imagen y vernos contenidos en mi propio interior. Estás y estoy: seremos.

Basta de sangre

El país es un cuerpo, debe estar perfectamente articulado para cumplir sus funciones. Si hubiera nacido manco o con una distorsión visual, aún podría ser perfectamente capaz de cumplir, a través de la interacción de todas las partes, con su objetivo primordial de ser.


Nuestro país tiene una cabeza que piensa en intereses que no corresponden a los del bienestar corporal, cuenta con brazos débiles que no logran ejecutar movimientos finos, de precisión. Su visión es correcta, sin embargo está empañada por las lágrimas de siglos y siglos de subyugación psicológica y sentimental, una falta de autoestima notable. Los pies, sin embargo, son firmes y continúan la marcha aún cuando no hay rumbo, sorteando las piedritas en el camino y brincándose las bardas.


Hoy, sufrimos de una hemorragia incontrolable. El cuerpo ha sido incapaz de ejercer la capacidad de coagulación de la sangre, principalmente porque las uñas insisten en rascar la costra y hurgar en la herida. Basta de sangre. Los pies temen caminar porque están viendo su líquido vital convertido en un charco, a través del cual tendrían que pisar, cínicamente, como si no se tratara e su propia vida la que yace en la tierra. Basta de sangre. Parecería muy burda la consigna y sin embargo, parar esta hemorragia consiste en articular a todo el cuerpo; desde obligar a la cabeza a pensar en su propio cuerpo hasta limar las uñas y destensar los puños para que los dedos se concentren en construir, crear, ingeniar. Pasa por el mantenimiento del cuerpo entero; cuidar los pies, fortalecer los músculos de los brazos, dejar de introducir sustancias que causan taquicardia, abrir la boca y lograr una conexión que haga transmitir las necesidades de todos los elementos para convertirlos en verbos. Por supuesto que resulta una ansiedad reformista. Detener la hemorragia no es colocar un curita, es articular el cuerpo.


Basta de sangre. No porque sea roja, porque se vea fea, porque sea viscosa, porque huela raro cuando se seca, no porque temamos a nuestros propios fluidos y humores. Basta de sangre porque con cada heridita que se abre y no deja de sangrar, se reduce la capacidad vital de todo. Se solicita a la cabeza actuar, no al hongo de los pies ni a la infección estomacal. Las afecciones no piensan por el resto del cuerpo, simplemente cumplen con su propio modus de supervivencia, en su propia lógica infecta y se montan en lugares ya de entrada propensos a ser insalubres. Se solicita a la cabeza dejar de mandar a las uñas a rascar las heridas en busca de más infecciones, hacer de este cuerpo un cuerpo sano donde no florezcan las enfermedades, aunque nadie se salva de estas, pero no tiene por qué ser un mal tan cotidiano. Se solicita a la cabeza permitir la rehabilitación. Basta de sangre. Se solicita a la cabeza dejar de pensar en darse de balazos para matar a las bacterias mientras las colonias de estas siguen creciendo en todos los huecos purulentos que se dejan sin atención. Los puños son para defenderse cuando se nos quiere atacar, no para martillar nuestra propia piel. Caminar, sólo hacia el propósito esencial del todo y no entre el charco de nuestra vida. Basta de sangre.


El loco

jueves, 5 de mayo de 2011

Deliciosamente oportuna, tu manera de apercibirte de refranes adecuados para cada ocasión. Cuando no recitas a Calderón de la Barca, te avientas un verso de Agustín Lara, entre albur y albur, combinado mañosamente con pasajes de la biblia y mantras tibetanos para salir del estrés. Rigurosamente postmoderno, tu modo de ver el mundo. Nada es sagrado, no existen convenciones sociales que no deban romperse, te nutres del escándalo del mundo y te alegra que piensen que neurológicamente estés mal. Hasta se te antoja. Te apetece espantar al de al lado para verificar si le da más pena por ti o por él mismo. Me has contagiado. Me descubrí poniendo el carrito del super de modo que la señora que venía encabronadamente encarrerada chocara conmigo ¿y qué crees que pasó? Despertó. Igualito que cuando me despiertas por las tardes cuando te pones a gritar cual mariachi alrededor del kiosko. A veces no sé por qué siendo tan contrario a mí me atraes. Me empalmas en los puntos donde tengo carencias, me acoplas a tu locura y hasta los perros ladran cuando nos juntamos. Siempre tuve lo que quise, nunca lo que necesitaba. Te necesitaba a ti, en esa alta frecuencia que ensordece a los mojigatos y derrite el manual de Carreño. Voy tirándome del quinto piso y retorciéndome de la risa en el camino, mientras tú apuntas tu frase favorita “La vida es sueño”, ¿qué importa a qué te estás aventando? Yo sé que nadie te puede entender como yo; hace falta un ingeniero para darse cuenta que tus conductas están orquestadas y son atinadamente alevosas. Sobre todo lo noto cuando hablamos de amor; te pregunto si crees que dure para siempre y me contestas preguntándome si se podrá comprar un kilo de amor en la abarrotería de la esquina. Nada qué agregar, sé lo idealista que puedes resultar debajo de toda esa perorata vulgar. Eres inclusive más idealista que yo y eso me resulta alentador. Los trágicos no son idealistas, sólo tristes. El otro día te acusaron de pragmático, te dijeron que tienes criterios de cocinero, inmediatos e insustanciales. Tú siempre dices que la cocina es un poder que nadie percibe y que, quien tiene el control de los apetitos, tiene el alma de todos en la palma de la mano, pero dejas que pasen los bohemios e intelectuales con su despectiva mirada, creyéndote tonto. Posees todo cuanto no entiendo; los recovecos de la humanidad. Yo calculo, construyo, ingenio. Tú observas desde la parte de adentro del disfraz de desquiciado para medirlos y llevarlos a tu frecuencia, pero no te aprovechas de ello. Das, simplemente lo que nadie tiene: una salida de la rutina, una ternura irascible, un idealismo profundamente aterrizado. Eres un loco.