Matar la cabeza con números

sábado, 26 de mayo de 2012

Estudio rosados trazos de vagabundo con números consecutivos mientras agoniza el humo del cigarro, aquél con el que mato el entumecimiento de los labios a falta de tu terciopelo dorado. Te conozco bien, sé cómo te ufanas de tu encierro, hay tanto de ti en mi misma. Vuelvo al cuatro b ochocientos dos, guión A. La colita del cuatro se mueve y no me permite pasar del cero, tan vacío él, tan redondo, me multiplico por ti y da lo mismo, sólo tú, tú y tu soledad, tú y tu egoísmo, tú y tu vacío. Sé bien que soy el aderezo de tu naufragio, que secretamente me exiges todo el cariño que te estoy guardando en una hoja de cálculo. Todos los besos que no te di en marzo, me los restriegas en la cara, en cada ocasión, cada que te presentas sin darme algo, eres un par de bits. Mis cuentas no están limpias, hay tantos borrones digitales como plumas en mi escritorio, pero el episodio del náufrago es, sin duda, el único que me da vergüenza borrar de mi bitácora. Es el único que me confiere humanidad de entrada, esa cualidad intrincada de echar a perder todo haciendo bien mis matemáticas. No pude tirarme de cabeza, pero debes admitir que tú tampoco. No puedo ser un bufón, la sinceridad no me da para ello y menos las cuentas. Hay un espacio donde no cabe la incertidumbre y en él hago mi casa, pongo mi armario, lleno de seriales, de marcas, de ataduras. Yo calculé, tú reíste. Yo soy un robot, tú un árbol seco. Y ahora que te pienso en los intervalos que no estoy en piloto automático, me siento tan extrañamente perdida entre tantas ilógicas, entre tantos menesteres que no habré de cumplir para servirte en tu encierro, entre tantas preguntas que no puedo formular en unos y ceros. Tendré que verte, justo después de terminar mi ingeniería, con un signo de interrogación en la cara. Tocarte aunque sólo nos generemos inconstancia y vida, espera y vacío. Tengo que pesarte. Pero si de algo te sirve mi ingenio, te diré que no puedo pensar en ti y el cero. Genera error de ejecución, no puedo ser nada y dar todo. Necesito integrarte con la cabeza, para no matar el corazón con números aleatorios.
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                                                                                  Texto de Emma

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