Declaración

domingo, 27 de julio de 2014

No será la turba mañanera quien te exponga el velo de nubes
o el pálido hongo de maíz quien te explote las venas de ámbar
cuando yo te intuyo omnipresente entre los poros de mi plata
sintiéndote resonar en el intestino con paso de mantra actuada
acotada entre comillas, externa al margen de nuestras revolturas
foránea y sin caricias de totalitarismo afectivo en mi vientre
púdrase el hongo
y la turba
cuando estés allá aterrorizando los soles con tu gélido aliento,
buscando calor en tu gran saco atiborrado de reservas caducas,
cuando me halle paseando en tu destierro con el cuerpo extendido,
con los brazos molidos de distancia entre tu carne y mi ser.
Acércate un día de estos, un día en que no gimas rabia sonriente
en que el estupor de las noches no te disuada de mi abrazo
y acércate en serio, como si no me hubieras ya cerrado el caso
acotado entre comillas, externo al margen de nuestros ataques,
impersonal y sin pausa entre espirales de suspiros extintos.
púdrase el hongo
y la turba
en un día como hoy que te pienso volando entre mis pausas internas
cuando estoy acá invisibilizando lo que de cierto me he revelado
buscando calor en mi gran saco atiborrado de reservas austeras
con las palabras molidas de quien se rinde a la insolación del aire
Y una vez ahí, en ese tiempo, acércate a interrumpirme el despojo,
a plagarme la piel con los retazos de la tuya cuando has mudado
a tomarme el cuerpo extendido sin la locura de tus años de fiambre
anda un rato en la turba mañanera
y ven gimiendo amor sonriente
con los brazos molidos de caricias
de las aves que te negaron el vuelo.

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