Los bohemios

martes, 14 de junio de 2011

Sentada junto a esos hombres que escupen bohemia

Rodeada de seres intestinalmente revolucionarios

Soy como todos, presa de esta errante época propia

De este instante en que nos escenificamos sufrientes

Como nos corresponde en un baño rojo río de tierras

Somos los títeres de la convulsión en las aguas tiernas

Sentados a esperar el amanecer del teatro de sombras

Cada quien anima al de junto con la mirada suplicante

A ser lo que no es uno ni se atrevería ni desearía ser

Porque queremos retorcernos en la piel del otro aún

Leer los diarios cruentos y mortificarnos como santos

Como un escape de la realidad adustamente ordinaria

En la que cada poeta interno se niega a ser descubierto

Por miedo a transgredir la velocidad propia del sueño

Por renuencia a ser liberado de nuestras doradas cuevas

Somos cuervos picando la sensibilidad de los mundos

Aquellos que se aparean en la sombra luminosa de nada

Sentada junto a esos hombres que escupen bohemia

Configuro mi personaje en la claridad de la máquina

Soy caricatura de lo que en cada uno de ellos habita

La programación insensible del medio al que renuncian

Mismo que acogen al hablar incesantemente de sus ritos

Como una realidad inapelable para la cual viven y sufren

Para la cual trabajan siendo personajes unidimensionales

Que clasifican binariamente bajo parámetros de bohemios

Somos la máquina que se descarna en sus propias cuchillas

Hasta que la revolución intestinal se apropie de nosotros

De los ánimos velados que trascienden a dicha carnicidad

De los cubículos fatuos en que nos sentamos a pensarnos

El encumbramiento del quehacer no es nada más que el ser

Se construyen los bohemios en el canto inútil del charlar

Se destruyen los cantos inútiles en el sólo acto de revolver

Así mismo me sentaré donde se encuentren las cuchillas

Determinada a denunciarlas a grito pelado por sus hedores

Decidida a caracterizar la compostura física de sus filos

Encantada de condicionar hoy mi existencia a su perecer

¿Pero entonces por qué las flores en el ataúd del muerto?

¿Por qué no llenar el cajón de gusanos de una buena vez?

Si fuéramos así de prácticos e intelectuales en la muerte,

No seríamos más que unos cuantos kilos de carne pútrida

Caminando por las calles esperando ponernos verdes

Animando al de junto a actuar como espíritu libre de carne

Mientras nos llenamos de gusanos, por si las cochinas dudas

Como una bola de hombres liberados que escupen bohemia

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