Al arribo de la incertidumbre se cimbra la luna
el sol se tiñe de un rosa paliducho y descarnado
eclipse
tiempo robado.
Del alma de la zozobra se cuelga el miedo
al que se aferra desenfrenadamente y con dolo
mar abierto
cansancio.
Cuando se acerca el todo a la tierra de nadie
huyen las esperanzas del cuadro inmutable
texturas pardas
inmóvil.
Quien predice el desastre se vuelve profeta
cuando la desgracia ajena llena las arcas del ego
neblina
silencio mortuorio.
Al danzar de la flama el humo derrama sonrisas
que no pudieron ser caricias de tierra negra
frutos
renacimiento.
Pero se acaba el rollo de película cristalina
en esos ojos inflados y mojados en cobardía
arrollo
húmedas cuerdas.
0 comentarios:
Publicar un comentario