Hay cosas que nacen de la nada
de un rinconcito del que no se sabe
aunque nadie emite, hay una vibra
un sueño entre la psique de nadie
un temblor
un resbalón
un atajo
todo lo que en vigilia parece avisar.
Se aparece porque no pintaron algo
en los muros llenos de murmullos
donde enterraron los ojos y ya no:
una posibilidad entre tantos poros
de sed
de perder
de tejer
de todo lo que el vacío dejó mirar.
Quema todo entre tanto frío lodo
pero se esparce en ausencia del aire
relumbra pardo cuando nadie lo vio:
un colectivo daltonismo a la vorágine
de los que son
de los que están
de quien se va
de todos los que querían ganar nada.
Cuando mudo se halla entre nosotros
no hay nada más ocioso qué discutir
sólo cabe en las esporas del arrojo
sólo combina en las artes del sentir
del vivir
del asir
del arar
de todo a lo que debe su mortal percibir.
Hará de cada harto resquemor su nido
de cada gota purulenta, vaciará la sal
de cuanto puño tope, burlará el vigor
conforme destruya, el mundo abrirá
a las armas
a las risas
al rubor
a todo cuanto nunca hubo de atesorar.
Entonces callará la turbulencia del oro
desnudará de música la rima hipócrita
desmembrará en la piel el terco retoño
del abrazo tóxico que amparó afonías
al paso
al retorno
al nunca
de todo el que, indolente, cobijó la nada
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