He descubierto tu papel en mi vida,
te pillé
Me llevaste al estómago del diablo:
me miré
berreando llamas en tu piel de lija
y salí
un poco seca, con mi propio arcano.
Hoy sé cuál era la trama de tu obra,
no te vi:
me llamé a autoengaño y te arranqué
en la sed
a la que ya mi garganta se acostumbra
no habrá
mas desierto que me aguante los pies.
Te busco hoy en el cofre del desahucio,
ya te sé:
te leo desde la esquina del plácido odio,
aún allá
te ves grácil cual infiel en el desagravio,
aún así
no me llagará las grietas el episodio,
pues tú
me has regalado la falta de asombro.
Ni hablar;
el dominio de mi especie es el infierno
y así
me hiciste reina en el trono del arrojo,
aún así
te llevo en la cabeza: par de cuernos.
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