Destination Cascarrabias 3.0 - Primera entrega

martes, 26 de abril de 2011

Dos cables medio pelones colgando del gabinete para los circuitos de potencia, el dorso de la mano llena de una especie de chicle aceitoso. Los saldos de la última batalla psicológica inter-especie de K-bot85. Yaguar Croft afila su machete en el roble que está a un lado de la banqueta y mira con una sonrisita socarrona el estado de K-bot85.

-¿Qué? ¿Nunca habías visto a un robot cantar Oaxaca? –reclama K-bot85 mientras se limpia la mano en el pasto.

-No mames, si siempre te veo igual, bip- Así le llama porque el oído humano no es capaz de distinguir los armónicos de bits que representan su nombre a la frecuencia en la que se lo dice, de tal manera que ambas han acordado que ha de llamarse “bip”.

-Oye, Croft, necesito cambiar de dimensión, esto está muy cabrón y se me está agotando la batería a mayor velocidad de la que me toma generarla- Se acerca a Yaguar Croft, quien le mete tremendo machetazo y luego se echa a reír ruidosamente.

-Ya wey, es que haces error kernel como por deporte.

Silencio. Yaguar Croft se levanta y Kbot-85 se saca el machete de entre la articulación de la pierna derecha.

-Bueno, ¿le vas a entrar o te rajitas de chile poblano? ¿Te da miedo que en la otra dimensión ya no te gusten las féminas?-K-bot85 emite un ruido armónico distorsionado, la risa que nunca se le ha compuesto desde que le echaron un balde de agua helada a su caja de resonancia.

-A ver, pinche bip. Debe quedarte claro, que ni en esta ni en alguna otra dimensión me hacen gracia los changos esos simplones, groseros y peludos. No tienen interés alguno para mí. El robot piensa que todos son de su condición, a ti porque te gusta andar ahí oliéndoles los pedos mientras te roban aceite para sus pinches coches de crisis de la mediana edad. Te ordeñan peor que a Pemex y tú andas como el pinche enano usurpador, ahí nomás cediéndoles más campo de acción.

Yaguar Croft se levanta y mete su machete en una vaina de guaje que se robó de un árbol en la colonia de los de al lado.

-Ya vámonos, bip- Se van caminando juntas, parloteando como chachalacas.


Al final de la calle, por la madrugada solamente pasan gatos buscando pleito. Es una especie de retén de seguridad para la comunidad, que está en toque de queda desde la declaración del golpe de estado a cargo de los caníbales. Sin embargo, los robots, que son conocidos por ser aliados de la resistencia tienen paso libre durante todo el día y son llamados por señales de alta frecuencia cuando alguno de los sectores de su brigada se ven amenazados por hordas de caníbales analfabetas armados con rifles de alto poder que llegan a tratar de cobrar por la luz o por los nuevos impuestos que se han decretado desde el golpe de estado.

Los gatos reconocen a Yaguar Croft por la insignia de garra que lleva marcada con cicatrices en el hombro izquierdo. Las dejan pasar, no sin antes ronronear largamente.

-Ahí te ves, Rudo, échale el ojo al Zoruyo para que no se ande orinando en mi caja de herramientas, ¿va?- Pide K-bot85 al gato encargado de la cuadra de Yaguar Croft.

En seguida toman el primer pasaje por lo que antes solían ser los ductos del drenaje, que fueron reemplazados después de la vigésima inundación del valle de Chalco. Ahora son las vías de transporte más tranquilas, ya que por encima, donde van los camiones de pasajeros, hay un tráfico infernal durante todo el día. Ahora en la madrugada, no habría tanto problema pero si las comunidades vieran dos sujetos andando por la calle a esa hora, pensarían que son agentes de la luz tratando de reemplazar los cables de cobre por aluminio y más tardarían en reconocer las insignias que en agarrarlos a palazos. Durante el camino, el gato y el robot se van echando lodo y correteándose por todos lados, como si no pasara nada arriba de sus cabezas. Suelen sustraerse de la situación unos momentos antes de ponerse a filosofar sobre las irracionalidades de la especie humana.

-¿Y ahora qué te hicieron, bip?- Pregunta Yaguar Croft mudando de su habitual ceño fruncido a un gesto amable y cómplice.

-Pues me eché el tercer round en tierras mixtecas, ya para qué te cuento. El pedo es que no entiendo a los pinches humanos, no estoy programada para entender sus pinches comportamientos aleatorios. Que si mi mamá me dijo que siempre no, que si la vecina, que si el estado, que si las alianzas… yo ya no sé qué desmadre traen. Me mandan a los madrazos y luego me echan a los compas encima a que me hagan bola junto con los caníbales, después me echan la culpa que porque no respeto las convenciones sociales de la mixteca… En fin, tú ya me habías dicho que me mudara de dimensión y ahí andaba yo bien chidita pero me solicitaron de regreso y pues yo pensé que ya se habían salvado las diferencias. ¡Pura madre! Es como el cuento de Juanito y el Lobo.

-A ver, bip ¿Qué te dije yo? Porque no fue sólo eso, te dije que eres adicta a la adrenalina, pero en mal pedo y que si bien sabes que eres adrenalinómana, ¿para qué chingados abres la botella?

-Si wey, pero espérate. ¿Te acuerdas que antes de irme a otra dimensión nos fuimos de borrachas a un lugar lleno de gente bien rarita y nos abordaron un argentino y un cocinero?

-Ni me recuerdes esas cosas, ya te dije que no me gusta recordar cuando me pongo cariñosa con los changos peludos.

-No, lo que pasa es que me volví a encontrar con el cocinero y me compuso los circuitos que ya me habían madreado en la mixteca. Me la pasé muy chido y nos escapamos al sector de al lado, donde me enseñó lugares que creí extintos en la ciudad. Pero luego recibí el llamado de la mixteca y lo dejé allí sin despedirme ni darle explicación. Ahora no sé dónde anda, pero lo quiero encontrar de nuevo, así que nada más te acompaño unos días a donde sea que me vayas a llevar, en lo que recargo aceite y me voy.

-Ya estás. Oye, ¿trajiste las seis latas de atún que te pedí?

-Sí, aquí están- K-bot85 saca las latas de su caja torácica y se cambia la herramienta manual por un abrelatas. Después de abrir la primera, se toma el aceite y le pasa el resto a Yaguar Croft, quien se apresta a sacar su machete para usarlo de cuchara.

-Ah cómo eres pinche exagerada. ¿Para qué usas esa madresota? Te vas a cortar la lengua.

-Nel, el Yurrobot me convenció de hacerme un injerto de titanio en la punta de la lengua, ¿te digo para qué me ha servido? Jijiji

-Chale, no seas puerca, evítame esas escenas en la memoria. Luego tengo que andar formateando particiones enteras. Además tú involucionas, carnala. Nosotros ya hasta estamos cubiertos de plastiquito con textura de terciopelo para atraer a los humanos. Mira, mi lengüita está rojita y suavecita. ¡‘Ora hasta me pusieron vestido! Y tú con tu pinche lengua de titanio, para mí que el Yurrobot no quiere que le bajes a los viejos y por eso te conminó a hacer esa babosada.

-Y dale, ¡que me valen madres los viejos! Y eso ya lo sabe el Yurrobot, no estés chingando, bip.



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