Pétalos rojos entre las cejas francas, claras
me rozan en aquella mentolada cuadrícula
cuando ya tu ambarina e infinita mirada
rebana con rabia mis muslos, los duplica.
Entonces detienes pausadamente tus vuelos
y miras hacia el hueco como dejando de mirar:
dos pájaros curiosos que asientan los pastos
pero aquel sudor de fresas no se deja arrojar;
se evapora en tus suaves y mágicos adentros
y se expele perfumado entre tus comisuras
no creo que por ahora estés gimiendo sueños
más bien estás riendo musicalmente la gula.
Ahí te siento agudo y cóncavo en las entrañas
aunque sólo percibo tu musgo al lado del mío
y así tu lengua sólo acaricie gustosos verbos,
los seduce y yo tengo de vouyerista el vicio.
Te reclamo con mi bandera de savias salivas
y me derroto al final en tu suspiro de neblina
levantas ámpulas de convulsión escarlatina
violento suena el ámbar que descansa sonrisas
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